Las personas con discapacidad suponen hoy el 15% de la población mundial, unos 86 millones de personas en la región; Un importante colectivo que se enfrenta a dificultades de acceso a la educación y al mercado laboral, además de problemas de accesibilidad y discriminación basada en prejuicios y estereotipos.
El empleo es una de las principales vías para la inclusión social, ya que genera beneficios para el propio individuo (capacidad económica, autoestima, independencia, etc.) permitiéndole acceder a los beneficios de la protección social –mayoritariamente contributiva en los países iberoamericanos-, y también para toda la comunidad ya que fomenta la cohesión social y permite aprovechar el valioso capital humano que las personas con discapacidad suponen.
Por ello, la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS) lanzó con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en 2012 el “Programa sobre empleo de las personas con discapacidad en Iberoamérica”, al que se han sumado ya numerosos países de la región.