El éxito en la consecución de empleo está en la preparación constante de las personas demandantes de empleo, tanto para el desempeño como para el mantenimiento de un puesto de trabajo.
Los servicios ofrecidos deben adaptarse a los distintos perfiles y la influencia de las diferentes realidades personales y familiares, pues afectan directamente a su situación laboral, lo que debe derivar en que existan distintos niveles de intervención.
Las claves de los servicios a los demandantes son:
Mejora de la empleabilidad: las acciones formativas deben ayudar a configurar la estructura de inserción de cada demandante: formación para el empleo encaminado a la mejora de la ocupabilidad de las personas con discapacidad o a su rehabilitación laboral.
Estas acciones persiguen dotar a las personas con discapacidad de herramientas que les permitan estar en mejores condiciones de acceso al mercado laboral o mantenimiento del puesto de trabajo. Se potenciarán las acciones dirigidas a los colectivos con mayores dificultades de inserción.
Intermediación laboral: las acciones deben ir dirigidas a sensibilizar y motivar al tejido empresarial con el fin de atraer ofertas de empleo: planes de captación, programas de visitas y encuentros con empresas o campañas de comunicación.
La base de la gestión de las ofertas de empleo desde el servicio de Intermediación debe ser la localización de candidatas y candidatos por sus capacidades y competencias en el desempeño de los diferentes puestos de trabajo, lo que derive en un ajuste persona – puesto preciso.
A nivel institucional debemos establecer sinergias con instituciones u organizaciones públicas o privadas, basándose en criterios de especialidad y necesidades de las personas con discapacidad, que faciliten su inclusión.